sábado, 18 de abril de 2020


TIEMPOS DIFICILES



                                 Foto Ary  


   

TIEMPOS DIFÍCILES

Antonio Rodríguez Yturbe



Cuando llegaste, nadie se dio cuenta.

Creo que te enviaron para golpear nuestros sentidos,
arañar nuestra piel,
descubrir nuestra impotencia.
Encontraste un mundo en algarabia, un circo
a medio montar,
asfalto, lodo, edificios y gente,
mucha gente despertando con tormentas de hastío,
rebeldía de lluvias, espuma de olas agonizantes.
Mucha gente
con la campana de Wall Street anunciando la compra de millones de acciones,
la venta de los espíritus, la colonizacion de los espejismos,
el arca de Noé transformada en bóveda electrónica
con huellas dactilares e iris acuíferos
y pantallas de inteligencia artificial.
Cuando llegaste retozaban en los parques cinco perros o diez mil,
y los árboles presentían tu estruendo silencioso,
el colapso de la sonrisa, el destierro de la fantasía.
Venías a paralizar la montaña rusa,
enjaular en Neverland a Peter Pan,
impedir el sacrificio de millones de langostas,
alargar la vida de las terneras,
paralizar los ecocidios,
dejar en respiración artificial las economías del mundo,
vaciar las estanterías de los supermercados,
en coma inducido los servicios de salud.
Y empezamos a comprender que la pureza del aire
llevaba siglos luchando por mantenerse gratuita,
que nos olvidamos de la palabra prevención
y quedamos con la enfermedad.
Solo necesitamos tu llegada, tu simple, ,
inimaginable, microscópica presencia
para que el miedo se convirtiera en alimento y
y entendiéramos nuestra finitud,
transeúntes de un tiempo infinitesimal,
una gota en el Universo.
Y sin embargo,
eramos una gota perfecta que le daba sentido a la lluvia
y nos permitía absorber los tonos del crepúsculo
y embrujarnos con el latido de una flor,
descubrir que el amor no es palabra
sino vivencia,

que si tu te quedabas la gota ya no podría deleitarse
con la sonrisa de otra gota
o entristecerse con el temblor de una lágrima
o asombrarse porque otra vez amaneció.
Hasta descubrimos que tu presencia ha sido importante
para entender la soledad y el miedo, porque –fijate-,
nos habíamos olvidado que la vida se nos estaba yendo
sin escribir el libro de los sueños.

Antonio Rodríguez Yturbe



                                      



sábado, 9 de diciembre de 2017


EN EL PAPEL QUEDARON...


                                          Foto Ary 


En el papel quedaron las estrellas, mientras subías
y bajabas escaleras, crecía tu pelo y los pantalones
te quedaban cortos. En el papel
se estrellaron los viajes interplanetarios, enmudecieron los ladridos
y permaneció ondulante una pluma de loro
como un recuerdo de diez años.
En el papel tus palabras eran dueñas de la alegría y el espanto,  disparo de la luz y albacea del miedo.
En el papel creciste
hasta que tu cara se perdió en las nubes y llegaron tus lágrimas
en gotas de cántaro y casi te ahogas en el silencio.  

ARY


TODOS USTEDES

                                  Foto Ary


TODOS USTEDES

Todos ustedes.  Los que pueblan mis días y
los que nunca escucho.
Los que viven en mi desde el primer llanto, los cansados
de exprimir palabras y entregarlas al viento.
Los que tiemblan cada mañana porque los pasos del ayer
ya son pasado.
Los que escaparon de Troya y cayeron en 
cualquier esquina de cualquier barrio de cualquier ciudad.
Los que lanzan piedras al sol y rechazan dioses de barro
y todas las noches echan la rabia a la basura porque el odio
no puede vivir en los sueños.
Todos ustedes pueblan las cicatrices de mi frente,
y se bañan en la angustia con que recibo cada amanecer.
Son las palabras que construyen mis manos ,
verbo incompleto de mis silencios, bosquejo y hojas
con que dibujo mi piel.


ARY.


Algunas formas de extrañarte



                                                            Foto Ary



 Algunas formas de extrañarte

Déjame contemplar las nubes para ver si te encuentro
diseñando saetas de fuego en la polvareda blanca.
Te extraño
pero no como pérdida o ausencia o retazos
de sombra en las paredes.
Te extraño
como el agua que el cuerpo necesita,
como la piel
que quema el sol cada mañana,
como tu humor o tu agudeza o tu angustia o tu alegría o tu tristeza.
Te extraño
como tu voz que dice Hola Antonio al despertarme,
aunque no estés, estás, y ocupas mis palabras
y eres parte indivisible de mis pasos
y trazas caminos en mi pensamiento,
y das vida a cada poro de mi cuerpo
 y sonrío…sonrío,
simplemente porque existes.

ARY .

                                                             Foto Ary

LO QUE QUIERO



Yo no quiero el silencio. Le huyo, me deprime,
me corta la esperanza y me lanza al abismo. No quiero
ni la risa sarcástica rebanando esperanzas, ni la autosuficiente
mueca que todo ha visto y se ríe
de la. sed y del miedo.
Quiero tu voz de luna rasgándome la entraña, quiero
tu angustia libre pintándome los huesos,
tus labios y tu aliento, tu sudor y tu carne,
tu corazón de pan, el sabor de tus muslos y el fuego
de tu cuerpo.
Quiero la tarde clara de tu sonrisa única, la magia de tus ojos,
la cicatriz abierta de tu ausencia, tus manos
delineando arco iris en el viento.
Quiero la noche fría que te sentí en mis brazos
y en tan sólo un instante supe que había
un cielo,
ser el ladrón que roba tu intimidad mas pura,
el sueño que en tu sangre se viste
de alborada y va regando flores que se vuelven
luceros.

Quiero ser lo que siempre has soñado
y nunca has visto,
ser tu todo y que siempre seas tu misma.
Más nada.


ARY

miércoles, 1 de julio de 2015

  
  EVOCACIÓN: A FEDERICO 
  GARCÍA LORCA



                                                                  Foto ARY



Federico, no saben que yo te vi morir,
en aquella hendidura de piedra y matorrales. En soledad
rodeada de fauces expectantes, de corbatas batidas en la niebla, de voces
repicando castañuelas quebradas,
de sueños sin aldabas
ahogados en la tarde cuajada de tu sangre,
cubierta con el grito
de tus negros de Harlem, cubierta con la angustia
de una niñez ambigua, de un por qué sin  respuesta, de un despertar
sin alba.
Federico, no saben, que yo te vi morir
en el árbol de tu llanto de niño, en las teclas
bronceadas del piano de Almería, en el tinglado insomne de tus títeres cálidos,
y en la primera noche de tu voz encendida.
Federico, no saben ni la hora ni el día,
las pistolas colgando de arbustos chamuscados, los rifles
oxidados, el rastro de serpientes escondidas, y aquel olor a lluvia,
aquel mirar de noche desteñida, la semilla que nunca tuvo nombre, y tu grito 
colándose en la herida.
¿Eran lágrimas verdes, Federico,
cayendo entre los ríos de hojarasca?
¿Era la voz de los violines cálidos
temblando en la saeta de tu angustia?
¿Era la sombre del amor oscuro
perdida en la maleza de los odios?
El mar escupe espuma de tu llanto…tu llanto, Federico desangrado,
tu llanto que se exprime entre los surcos y estalla
entre los ojos violentado.
Federico, la luna está mirando, y tu niño
la mira ensimismado, más allá  de tus párpados que duermen
y tu recuerdo se la va llevando
en un presente lleno de pasados.
Federico, no saben que yo  te  vi morir,
y del lodo brotaron limones y naranjas, y tu cuerpo
encogido disimuló el disparo de sorpresa
que enmudeció tu risa aceitunada, y tu musa pintaba tus cabellos de plata,
y tu piano encendía el aire de luciérnagas,
y el toro de Granada desafiante
apunta al corazón de tus verdugos.

ARY



viernes, 13 de marzo de 2015


                                              LLEGASTE PARA IRTE

Foto Ary



Llegaste para irte. Y yo no lo sabía.
y cambié mis zapatos y me vestí de lluvia
para limpiar la escarcha de mis horas vacías.
Llegaste para irte. Y yo no lo sabía.
y te mostré mi bosque de surcos pensativos
y te entregué mi hoguera de lunas encendidas.
Llegaste para irte. Y yo no lo sabía
y dibuje mis sueños de mares infinitos
para que navegaras con las velas henchidas.
Llegaste para irte. Y yo no lo sabía.
Y alumbré los caminos con lámparas de estrellas
para que no clavaran en tus pies las espinas.
Llegaste para irte. Y yo no lo sabía.
Y aquí me tienes. Solo. Escarbando en el aire,
fundiéndome en la sombra que dejaron tus huellas
para buscar tu rastro de nube fugitiva.
Aquí me tienes. Solo. Deambulando entre surcos
perdido entre promesas de una cosecha muerta
que dejaron las siembras de semillas perdidas.
Aquí me tienes. Solo. Gritándole al vacío
para quebrar las horas que llenaste de ausencia
y olvidar que mi boca respira de tu olvido.


ARY. 2015