sábado, 3 de enero de 2009

IN MEMORIAM

Foto ARY


Vinieron a llorar la pérdida de las palabras. Magro era
el cortejo, sus cuatro dolientes: el sueño, el recuerdo,
la soledad y el tiempo.

Dijo la voz del sueño:
Mi estandarte viene de las regiones intangibles, donde
pinta el viento sus caminos y callan las cigarras su lamento,
hilos de luciérnagas diseñaron mi manto y una
camisa con botones de lluvia cubrió mi soledad. He padecido
sed y hambre, pero siempre he encontrado cobijo
en los ojos febriles, y el deseo y la angustia han
sido centellas de preclaros momentos. Nunca me ha atemorizado
la intemperie y hasta he aceptado como compañero
al miedo. Pero dejarme sin palabras es sofocarme,
negarme la expresión –que es igual a negarme el
aliento-, diluirme en la nada, morirme.

Habló así el recuerdo:
Mi baúl guarda el peso de la historia. Aventuras reales
y fingidas han enmarañado el limpio curso de mi cauce.
Se han extendido mis vertientes como angulosas venas
absorbiendo la lluvia del pasado. He sido volcán y esponja,
flor arrojada al balcón de Julieta, formo parte
de las flechas que atravesaron la piel de Sebastián y me
cubre la sangre derramada desde antes de Troya
hasta el comienzo de nuestro siglo. Qué pasará, me pregunto, si
al sonido de las cosas les falta el cuerpo de la voz, si
al futuro lo dejan sin pasado. Sería como volver al comienzo
de los tiempos y no poder comenzar.

Dijo la soledad:
Siempre he temido las turbas, las multitudes me dañan
porque son la negación de mi esencia. Cuántas veces
mi regazo ha cobijado las palabras ausentes y en mi presencia
se han gestado las mas altas expresiones del pensamiento.
Duramente trato a los que eligen mi compañía,
pero a cambio entrego la profundidad de mi silencio.
Fuente he sido de creación y abandono, de rabia y esperanza,
conocido la agonía de la voz y el llanto de la
palabra negada. ¿Cómo aceptar, entonces,
la futilidad de ser sin motivo y contemplar impotente la absurda
desnudez de mi vacío?

Concluyó el tiempo
No conozco mi principio. Las fechas son irrelevantes
cuando se piensa en infinito. Tengo la majestad que rodea
lo impenetrable y la sapiencia de testigo universal.
De mis ojos han brotado ríos, delineado mis manos cordilleras,
y los huesos y la piel y la sangre del hombre
son sustancia del aire que me arrulla Su grito es surco
abierto en mi cuerpo insoslayable y su palabra llama
que da forma a mi reloj. Si ella perece todo cesa, las
agujas del reloj se diluirán en mi espacio y ni siquiera
habrá un nombre para nombrarme. Sólo restará abrir
los brazos a la total oscuridad y acoger el retorno de
la nada.

ARY

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