SIN PREAVISO
Las mariposas siempre llegan sin
preaviso. Y no dan tiempo
para anudarse una corbata. O escoger
flores en el vivero
con los colores de los diamantes recién
nacidos,
buscar un peine y tejer el pelo
o simplemente
de alguna nube robar perfume.
Las mariposas tienen costumbres
descabelladas.
Entre sus alas delinean sueños, semejan
brujas
cuando se adornan con ese tono de flor
morada y
silenciosas,
como un estanque desconocido
van fabricando algodón de auroras y
delineando
alfombras de bruma.
Viajan en círculos y pintan olas. A veces
duermen en las raíces de un viejo tronco
para anidarles voces de pétalos
encantados.
A veces,
dejan un leve roce de su recuerdo
para que sepan que el arco iris tiene
una amante. Y a veces
lloran
cuando les quiebran la voz del sueño y
quedan
solas.
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