Ayer dejó tu ausencia jirones de tormentas sacudiendo
velámenes. Dejó la tarde haciendo abanicos de viento
en espumas cansadas.
Y no vino la lluvia,
para traer tu cara mojada de arco iris, no vinieron los pájaros
anunciando tu voz, y sólo tu bosquejo de sombra
apresaron mis manos agitándose a ciegas
buscándote...buscándote…
Arañé las paredes y acaricié tu nombre, tiré piedras
al campo, abofeteé los árboles de impasible presencia
y me cubrí de frío y me tapé la boca para que no escucharas
mi grito sin palabras.
No sabes con que fuerza mi sangre te llamaba.
Tenía miedo de verte ondulando horizontes en mares tan lejanos,
y sentir que mi cueva se cubría de abismos para que nadie
entrara. No quería que observaras mi coraza sin yelmo, la angustia
de mis ojos esperando, cicatrices perdidas mirándome en silencio.
Volvieron mis fantasmas cortándome palabras, tiñéndome las nubes,
exprimiendo mi savia, sembrándome de lodo las flores
que regaba para entregarte un día su perfume escanciado.
A veces, solo a veces, tengo frío en el alma, cuando me vuelvo niño
y pierdo la alegría, cuando tu ausencia cruje sus peldaños de escarcha.
cuando me siento sólo, cuando me siento triste, porque me falta
el aire de tu voz encantada.
ARY
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