Si solo están ustedes no importan los espejos rotos
ni las palabras que nunca se escribieron, ni siquiera
los sueños hambrientos,
la rabia y estos cincuenta y tantos años de caminar
dormido, despierto a medias, pensando
hacia atrás y hacia delante,
remolinos, volcanes y nieblas,
mi búsqueda implacable y mi desierto.
Si solo están ustedes, digo que es suficiente. Sobran
gestos, faltan miradas y un puñado de aliento. Camino
entre los surcos sembrando madrugadas
y algunas veces
vivo del recuerdo o exprimo ramalazos de cordura y quedo
mirando solo como se van yendo,
creciendo sobre si mismos, atrapando
futuros que no esperan,
rompiendo el alba y cabalgando el tiempo, más allá
de donde puedo aún alcanzarlos,
más allá de la puerta donde pinté
las lunas y los soles
y los pies y las manos
y la lluvia y mi voz para contarles
como nacen los sueños.
Si solo están ustedes, estaré allí en la sequía y el trueno. Me volveré
silencio para escuchar sus voces y trataré
de hablarles como entonces,
cuando no había paredes ni cansancio y las historias
eran fuego y viento. Seré portal
sin llaves ni madera, será muy fácil encontrar mi sombra
delineando los rostros de mis cuatro
razones de luna llena
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