Se instala con el aire de un recuerdo,
crece como los ríos en primavera
y aturde como rayo en el abismo.
Es hielo, noche, fuego,
piedra de sangre,
sangre de sueños.
Grito de angustia su heraldo.
Borda su abrigo cantos y vientos,
su piel de bosques y de tormentas
bebe la savia de lo imposible.
Cuando el destierro quiebra su lanza
cierra sus manos,
traga su vino,
y se queda inclinada como un ángel
que se perdió en la sombra de un delirio.
ARY
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