miércoles, 22 de octubre de 2008

Los Derechos Humanos y su inserción en el Derecho Internacional dentro del escenario geopolítico contemporáneo

Conferencia en Foro realizado en la Universidad Monteávila, con motivo del sexagésimo aniversario de la Declaración Americana de los Derechos Humanos y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre

Publicada en el libro: 60 años. De las Declaraciones Internacionales de los DERECHOS HUMANOS. Universidad Monteavila - Konrad Adenauer Stiftung. Editorial Torino C.A. Caracas 2008.

Caracas Mayo 2008

Antonio Rodríguez Yturbe

Se preguntaba Zbigniew Brzezinski en su obra Out of Control, Global Turmoil on the eve of the 21st century, si el hombre habia llegado a aprender de la historia[1]. Porque la historia del siglo XX constituye una tremenda paradoja. Fue una centuria que nació bajo el signo de la esperanza y con la fuerza motriz de la revolución industrial, que auguraba una próspera sociedad internacional, habiendo sido en aquel tiempo considerada por muchos como el verdadero inicio de la Edad de la Razón. Si se atiende a los avances tecnológicos, científicos, en las comunicaciones, el paso de la sociedad de la energía a la sociedad de la información, con su vasta gama de nuevas posibilidades[2], es muy razonable participar de tal afirmación. Sin embargo, el escenario geopolítico contemporáneo fue testigo de la muerte de millones de seres humanos, no sólo por los efectos devastadores de dos guerras mundiales y una cantidad nada despreciable de los absurdamente llamados conflictos de baja intensidad[3], sino igualmente y con mayor crudeza, por las dantescas aniquilaciones resultantes de regímenes totalitarios con doctrinas y agendas basadas en el odio y los intentos de crear sociedades "perfectas", a través de la eliminación de las "lacras sociales", racial o socialmente imposibilitadas de redención- Me refiero a las eliminaciones llevadas a cabo por Lenin, Stalin, Hitler y Mao[4] y, si tornamos nuestra vista a los acontecimientos del último decenio de la pasada centuria, basta mirar el conflicto de Bosnia-Herzegovina[5] y el drama de Kosovo. Sin entrar en una disquisición numérica, podríamos afirmar que unos 175 millones de personas murieron el pasado siglo, por causa de acciones políticamente emprendidas.

Por ello, sostiene Brzezinski, que " la significación última de la experiencia totalitaria durante el siglo XX, va más allá de la escala de mortandad deliberadamente infligida en el nombre de las grandes y trascendentales ficciones tan fanáticamente propagadas. Involucra el intento abortivo de forzar a la humanidad en el camino de absurdas e incongruentes utopías. Aunque el intento eventualmente fracasó, sin embargo representó, políticamente el más extremo y filosóficamente el más arrogante, esfuerzo en la historia humana, para lograr el control sobre la totalidad del escenario mundial, y para definir dogmáticamente la organización social de la humanidad y más aun, para condicionar la personalidad del ser humano[6]. "

Esta previa introducción tiene un claro sentido. Dentro del marco del escenario geopolítico contemporáneo la problematica de los derechos humanos guarda una estrecha relación con la concepción que se tenga del hombre y su naturaleza.

Podemos afirmar con Antonio Truyol que los derechos humanos están entre aquellos derechos " que el hombre posee por el sólo hecho de ser hombre, por su propia naturaleza y dignidad; derechos que le son inherentes y que, lejos de nacer de una concesión de la sociedad política, han de ser por ésta consagrados y garantizados.[7]" Es decir, que son imprescindibles para que la vida en sociedad pueda llevarse armónicamente, para que la comunidad internacional goce de estabilidad política, social y jurídica, para que el ser humano pueda alcanzar su realización integral y lograr su plena inserción dentro del mundo que lo rodea.

Son derechos, igualmente, inalienables. No se puede disponer libremente de ellos y no pueden excederse en sus límites. So iguales para todos. No debe permitirse ni aceptarse la existencia –como si fuera parte de la realidad internacional-, de hombres y mujeres cuyos derechos humanos estén repartidos desigualmente. Y como una consecuencia natural de ello, son "erga omnes", defendibles y oponibles en todos los órdenes e instancias, nacionales e internacionales.

Desde el punto de vista del Derecho Internacional, y sin entrar en un análisis histórico de los antecedentes del concepto de los derechos humanos, puede mencionarse a la Inglaterra del siglo XIII con la Carta Magna de 1215 y posteriormente, la Petition of Rights de 1628, que atañe a los derechos personales y patrimoniales; el Habeas Corpus de 1679, que positiviza la antijuricidad de poder detener a cualquier persona, sin un previo mandato judicial y el Bill of Rights de 1689, aunque todos ellos con una significación muy distinta, puesto que su basamento parte de reivindicaciones y logros sociales, y no de la consideración de derechos intrínsecos e indivisibles de la persona humana. Podríamos decir que, en un sentido general y no sólo para los nacionales de un país, comienzan a consagrarse a partir del siglo XVI, con la Declaración de Derechos de Virginia, Estados Unidos, el 12 de junio de 1776, primera colonia americana que emitió su Declaración. Ésta reviste un particular significado: constituye la primera, en su tipo, de lo que podríamos llamr el moderno constitucionalismo. El "Ensayo sobre el gobierno civil" , de John Locke, uno de los grandes textos políticos de Maquiavelo a nuestros días, y que constituye junto a la "Democracia en América" de Tocqueville, una de las grandes obras maestras que influenciaron el devenir político-social de los pueblos, deja sentir en ella claramente su impronta. pues allí se especifica claramente que el fundamento de todo gobierno democrático tiene su núcleo en el ejercicio pleno de los derechos humanos, planteando ya una diferencia esencial con los documentos precedentes.

La Declaración de Independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776, en Filadelfia, en cuyo contenido está muy presente el pensamiento de Thomas Jefferson, constituye un siguiente paso de importante influencia. Aquí ya "se reconoce como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales, que a todos les confiere su creador ciertos derechos inalienables, entre los cuales está la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, que para garantizar esos derechos los hombres instituyen gobiernos que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tiende a destruír esos fines, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, a instituír un nuevo gobierno que se funde e dichos principios, y a organizar sus poderes en aquella forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y libertad.[8]" Ya, con 220 años de antelación, se vislumbra la raíz de uno de los desarrollos más recientes del derecho internacional contemporáneo, que está haciendo tambalear las bases de la paz de Westphalia de 1648: la existencia de valores meta-jurídicos que están por encima del mismo principio de soberanía[9].

Dos años más tarde, ocurre el parto de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Constituyente de la Revolución Francesa el 26 de Agosto de 1789. Sin entrar en un análisis de la época ni a prejusgar sobre las variables irregulares de aquel momento histórico, en el cual podríamos afirmar que hubo más de una revolución francesa, en la que los iniciales victimarios terminaron siendo las víctimas haciendo acto de presencia ante la invención del creador de la gullotina, si puede sostenerse que el impacto de la Declaración del 26 de Agosto de 1789, cambió la concepción del Derecho Internacional Clásico sobre la consideración y protección del hombre y sus más esenciales derechos. A raíz de la revolución francesa, se va a configurar -como una incontrovertible realidad jurídica-, un sentido igualitario de las personas y se eliminan del trato oficial los reconocimientos a los títulos de nobleza. Así, como todos eran "citoyens", el Duque de Orleáns, por ejemplo, que era primo del Rey, comienza a llamase Philippe Egalité, y su hijo Luis Felipe, que va a ser más tarde Luis XVIII, comienza a llamarse Citoyen Charles.

Es desde la época de la Revolución Francesa, que cada vez mas estados van a contener dentro de sus constituciones referencias a los derechos humanos y las lbertades fundamentales.

La expresión Derechos del Hombre también fue introducida y popularizada en Inglaterra y eventualmente pasó a llamarse 'human rights', que es hoy día el término mas comúnmente utilizado a nivel internacional.

Sin duda, hay que mencionar el papel histórico que corresponde a la lucha por la abolición de la esclavitud, consagrada en Francia en 1794, aunque mas tarde Napoleón la legalice nuevamente en 1802. Ello sin embargo produjo un efecto lo suficientemente fuerte como para que otros estados europeos continuaran por este camino abolicionista.[10]

A pesar de estos avances nada desdeñables, es preciso acentuar que durante la mayor parte del período del Derecho Internacional Clásico, en líneas generales puede decirse que la protección de los derechos del hombre era un asunto que competía exclusivamente a los estados. Y el Derecho Internacional tenía poco que decir.

Quizás los primeros pasos en materia jurídica internacional para la protección de los Derechos Humanos vienen dados como consecuencia de la cruenta guerra de Crimea en el Mar Negro, que trajo un millón de muertos por acciones militares, enfermedades, etc. (Rusia vs. Turquía, Francia, Inglaterra y el Piemonte: 1854-1856) y produjo la Convención de Ginebra de 1864, para la protección de los Derechos Individuales en caso de conflicto armado.

Más tarde, se funda (Henri Dunant) en 1864 el Comité Internacional de la Cruz Roja, que busca la protección de las victimas militares o civiles de los conflictos armados, y aparece después, durante la Segunda Guerra Mundial, otro precedente importante: una Declaración del Presidente Roosevelt en el que formula cuatro libertades que son:

  1. Libertad de palabra y expresión en cualquier parte del mundo
  2. Libertad de cada persona para adorar a Dios a su manera en cualquier parte del mundo.
  3. Liberación de la necesidad, que implica un entendimiento económico para asegurar una vida saludable e cualquier parte del mundo.
  4. Liberación del temor que significa una reducción mundial de armamentos..para que ninguna nación se halle en condiciones de cometer actos de agresión física contra nadie en ninguna parte.

Se podría afirmar, que con anterioridad a esta Declaración y a la creación de la Carta de las Naciones Unidas, en 1945, ya había un precedente jurídico internacional a escala global, que viene dado con el Pacto de la Sociedad de Naciones en 1919, que nace como consecuencia de la Gran Guerra, y entre cuyos objetivos primarios se encuentra la búsqueda de la paz mundial dentro del devastador escenario dejado por el conflicto que sacudió al mundo enre 1914 y 1918, que deja a una Europa en ruinas, y produce –paradójicamente-, por causa indirecta del Tratado de Versalles, el gérmen de lo que veinte años más tarde será la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, no es sino a partir de la segunda mitad del siglo pasado, cuando realmente la preocupación por los Derechos Humanos alcanza verdadera dimensión internacional.

La concientización de la opinión pública ante los dramas y graves violaciones de los mas elementales derechos de la persona humana ocurridos en la guerra, la conformación de las organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas, y una nueva sensibilidad social, contribuyen grandemente a impulsar los derechos humanos y a hacerlos parte de las exigencias de la vida en sociedad. El Derecho Internacional en consecuencia, no podía, por su propia naturaleza, permanecer inmune a esta nueva realidad internacional. Ahora bien, como ajustadamente lo dice Velasco, la innovación más resaltante del Derecho Internacional Contemporáneo en el campo de los Derechos Humanos, radica en la "consideración del individuo y de su dignidad como un valor autónomo de la sociedad internacional[11]", convirtiéndose en consecuencia en un "bien jurídico protegible en si mismo por el Derecho Internacional con independencia de la condición o circunstancias en que se encuentre el particular objeto de protección." En otras palabras, las normas esenciales de protección de los derechos humanos por el Derecho Internacional forman parte del Ius Cogens internacional, pasando a constituir en consecuencia, obligaciones 'erga omnes'.

Sin duda, que el organismo internacional de vocación universal, que le va a proporcionar un empuje vital a la formación de una conciencia internacional muchoo más presente sobre la problemática de los derechos humanos, será la ONU. cuya firma constitutiva tiene lugar en Abril de 1945, y entra en vigor su Carta el 24 de Octubre del mismo año.

El escenario internacional recién salía de un conflicto que sólo en el plano militar había costado la vida a más de 90 millones de seres humanos, sin incluír en esa espantosa cifra a los mutilados e incapacitados para seguir llevando una vida útil para la sociedad y su núcleo familiar.

Ya en su Preámbulo, la Carta reafirma"la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas." Igualmente en su articulado habla en varias ocasiones –artículos 1, 13.1b, 55.c, 56, 62.2, 76.c, del respeto a los derechos humanos a las libertades fundamentales de todos.

Hay autores que sostienen que la normativa de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos, no impone a los Estados obligaciones de cumplimiento interno, sino que constituye un compromiso de cooperación internacional. Sin embargo la posición que afortunadamente ha prevalecido, es aquella que considera que el artículo 56 de la Carta en concordancia con el artículo 55, aparte C, obliga a los Estados miembros a hacer valer tales medidas en el ordenamiento jurídico interno y en el escenario político social de sus países.

Aunque la Carta contiene disposiciones muy importantes en materia de derechos humanos que atañen a toda la comunidad internacional, no es posible sin embargo, encontrar en ella una definición acorde de los derechos humanos, y también adolece de dispositivos concretos para que estos derechos sean respetados internacionalmente.

Esta situación, va a ser subsanada el 10 de Diciembre de 1948, cuando la Asamblea General de la ONU en su Resolución 217 A, aprueba la Declaración Universal de Derechos Humanos. Aunque esta Declaración no tiene "per se" un carácter obligatorio, sin embargo su peso político-jurídico y su influencia en la comunidad internacional es de tal magnitud, que difícilmente se la puede soslayar. Para emplear palabras de Truyol "la Declaración es indudablemente la expresión de la conciencia jurídica de la humanidad, representada en la ONU y, como tal fuente de un Derecho Superior, cuyos principios no pueden desconocer sus miembros.[12]"

El artículo 1 de la Declaración establece que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos." A su vez, el artículo 2 estipula que "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición."

Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos, fue configurada como una exposición de metas a las que debían dirigirse los estados miembros de la comunidad internacional, sin constituir en principio parte del Derecho Internacional, 60 años después podemos sostener que dada su aceptación por la inmensa mayoría de los estados que pueblan el escenario internacional, no es aventurado afirmar que constituye la base fundamental de carácter internacional para determinar si los estados cumplen o tratan al menos de comportarse respetando los derechos humanos de sus ciudadanos. Quizá la mas acertada caracterización de su alcance jurídico, la da Jorge Castañeda en su libro "Valor Jurídico de las Resoluciones de las Naciones Unidas," cuando incluye a esta Declaración entre las Resoluciones que contienen declaraciones o pronunciamientos de índole general, 'de las cuales algunas pueden considerarse obligatorias en la medida en que confirman normas consuetudinarias o expresan principios generales de derechos."

En suma, podría concluirse que buena parte de los principios contenidos en la Declaración son exigibles a la totalidad de la Comunidad Internacional, pero no toda vulneración de la Declaración implica indefectiblemente la inobservancia de los Derechos Humanos.

Para solucionar la posibilidad de controversia e interpretación sobre el carácter vinculante de la Declaración, van a surgir Resoluciones o Pactos, que conjuntamente con aquélla, configuran lo que se llama la Carta Internacional de los Derechos Humanos. Se les conoce como Pactos de New York, y son: el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ambos aprobados en la Asamblea General del 16 de Diciembre de 1966 por la Resolución 2200 A, y que entraron en vigor el 3 de Enero y 23 de Marzo de 1976, respectivamente.

Estos Pactos van a regular cada uno una determinada categoría de Derechos, como sus propios nombres lo indican. Así el Pacto de Derechos Civiles va a regular el Derecho a la vida, la integridad, la libertad personal, la libertad de pensamiento, etc., y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se va a ocupar del derecho al trabajo, a la seguridad social, los derechos sindicales, etc. Los antedichos Pactos van entonces a darle una cohesión y unidad mayor a la Declaración Universal. Más aun, la razón que les da existencia a estos Pactos, es la necesidad de conferirle carácter obligatorio a los Derechos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El Derecho más relevante que está contemplado en los Pactos y no figura en la Declaración de los Derechos Humanos es el Derecho de los pueblos a la libre determinación, contemplado en el artículo 1.1 de ambos Pactos. A su vez, el artículo 1.2, de los mismos, también reconoce el derecho de los pueblos a disponer libremente de sus recursos naturales, estableciendo que, en ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia.

Es interesante anotar que el Derecho de Propiedad, que está debidamente contemplado en la Declaración de los Derechos Humanos, no fue, sin embargo, consagrado en los Pactos. La motivación aducida fue la diferencia de opiniones existentes en relación a este Derecho y las limitaciones al mismo.

Por otra parte, el Pacto no establece sanciones sino la cooperación internacional, la cual se efectuará a través de informes al Secretario General. También contempla otras medidas, como acuerdos con organismos especializados, recomendaciones, estudios por la Comisión de Derechos Humanos y reuniones técnicas y regionales. Venezuela suscribió este Pacto el 24 de junio de 1969 y entró en vigencia el 10 de Mayo de 1978.

El Pacto de los Derechos Civiles y Políticos fue suscrito por nuestro país y entró en vigor el 27 de Enero de 1978. La innovación de este Pacto, en relación a la Declaración Universal de los Derechos Humanos está, además de lo contemplado en el artículo 1.1, la disposición del artículo 10 que prescribe que los procesados estarán separados de los condenados y serán tratados en forma adecuada a su condición de no condenados, y de la misma manera los menores procesados deberán ser separados de los adultos.

Además de los Pactos, existe un Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cuya finalidad es asegurar el logro adecuado de los propósitos contenidos en el Pacto, facultando al Comité de Derechos Humanos establecido en el propio Pacto, para recibir y estudiar los casos de personas que aleguen violación de sus Derechos Humanos.

Ahora bien, toda esta estructura jurídica, que adquiere cuerpo y consistencia a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, y que parecía presagiar un nuevo orden internacional, en el cual la protección y salvaguarda de los derechos humanos, estaría garantizada nacional e internacionalmente a traves del compromiso adquirido por el foro internacional que agrupa a la gran mayoría de la comunidad internacional, ha sido con el tiempo rebasada en la aplicabilidad de su engranaje por la propia dinámica internacional, y por un mundo cuyos parámetros difieren en forma sustancial de aquellos que dieron orígen a la Carta de las Naciones Unidas en 1945.

El advenimiento del nuevo mundo bipolar a partir del segundo lustro de los años 40 del pasado siglo y su consecuente guerra fría, que en no pocas ocasiones tuvo mucho más de "caliente", el nuevo mapa geopolítico del mundo con el nacimiento de una cantidad considerable de países que, de un número no mayor a 54, que firman la Carta de las Naciones Unidas, y que a consecuencia del proceso de descolonización que irrumpe en todo su vigor entre 1947 y 1970, y adquiere renovado impulso a raíz del derrumbamiento del Muro de Berlin, tan justamente denominado Muro de la Vergüenza, en 1989, y la posterior disolución oficial de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dos años más tarde, alcanza hoy a un número superior a 200 países, conlleva indefectiblemente un escenario internacional que presenta realidades y retos no contemplados claramente en el ámbito jurídico internacional de los derechos humanos.

Conceptos que desde 1648 hasta el comienzo de la última década del siglo XX, eran considerados inamovibles, como el principo absoluto de soberanía, y su correlativa y también absoluta prohibición de intervención armada en otros países, contemplados tanto en la Carta de las Naciones Unidas, como en la Resolución 2625 del 24 de Octubre de 1970, y en la Declaración de Helsinki, que produjo su conocido Decálogo de Principios, en 1975, por nombrar nada más tres pilares fundamentales de los principios del Derecho Internacional General, se encuentran hoy sometidos a una revisión profunda porque la propia realidad internacional requiere de una visión actualizada de su escenario para dar soluciones que serían imposibles e injustas, de permanecer atados a los conceptos tradicionales.

Ejemplos en la pasada centuria sobran. Bástenos nombrar algunos, como el dolorosamente fallido intento de Hungría en 1956, de liberarse de la cadena de país satélite que la sujetaba al eje de control de la Unión Soviética, y su brutal represión, justificada en la seguridad nacional de su"protector", ante la impávida mirada de Occidente, que no osó intervenir porque ello representaba en términos pragmáticos, la injerencia en el área de influencia de uno de los dos grandes actores de la post-guerra, además de crear una seria fisura en el balance de poderes entonces imperante.

La llamada "primavera de Praga", que en 1968, y llevada de la mano de Alexander Dubcek, entonces Jefe de Gobierno de Checoslovaquia, con la entusiasta y masiva participación estudiantil universitaria, intentó reivindicar su autonomía y derecho de expresarse libremente, también cayó sangrientamente bajo la bota soviética, mientras el mundo contemplaba inerme, el sacrificio de una juventud que pedía libertad,

El caso de Polonia en 1981, cuyo intento de pensar por si misma y dirigir su propio destino, fue sofocado por el entonces jefe militar, General Jaruselwski, justificando su acción en que una intervención soviética hubiera traído nefastas consecuencias.

En todos esos casos, el llamado "mundo libre", no emitió siquiera una seria protesta ante las flagrantes y crudas violaciones de los mas elementales principios del Derecho Internacional y los derechos humanos.

Y si damos un bosquejo rasante a las multiples ocasiones en que los derechos humanos han sido violados inpunemente en Iberoamerica, nos bastaría con citar los ejemplos de Chile durante los 17 años de la dictadura de Pinochet, el drama argentino durante la década de los 70 y 80 del pasado siglo, las acciones terroristas en Centroamérica durante los 80 y 90, las dictaduras de Anastasio Somoza en Nicaragua y la dinastía de los Trujillo en República Dominicana, si dejar atrás por supuesto la ignominiosa dictadura de la hermano país caribeño de Cuba, regidos sus destinos desde hace 50 años y hasta hace pocos meses, por un Tiranosaurus rex, agitando un tropicalizado marxismo y un personalismo militarista, causante de las mas denigrantes violaciones de los derechos humanos en el pasado y presente siglo.

Este escenario, prevaleciente durante todo el período de la Guerra Fría, y aún antes, va a dar un vuelco a partir del último decenio de la pasada centuria. El derecho como justificación de acciones armadas que busquen el restablecimiento del orden jurídico internacional violado, va a hacer su aparición con motivo de la invasión de Iraq a Kuwait en 1991, bajo el argumento de que éste país le pertenecía históricamente y constituía su decimonovena provincia. En esta ocasión, por un Acto Normativo de la ONU, se constituyó una fuerza multinacional, con el obejto de restablecer la soberanía violada de Kuwait,

Ya se estaba escenificando un cambio profundo en las concepciones que tradicionalmente habían prevalecido en el Derecho Internacional. De allí en adelante el derecho de injerencia podía considerarse justificado, sin que el principio fuese violado, dentro de una concepción actualizada por el propio escenario internacional. Nos encontramos entonces en presencia de una evolución de la sociedad internacional, desde un Derecho Internacional Clásico un poco acartonado a un Derecho Internacional Contemporáneo mucho más dinámico y que se nutre de la misma realidad internacional y los acontecimientos que la conforman y desarrollan.

Entramos en un terreno que actualmente se encuentra bastante controvertido. Decimos esto, porque la realidad internacional, las acciones de los estados, la evolución de las circunstancias internacionales, las nuevas situaciones que se presentan en el mundo contemporáneo, dentro de las cuales los derechos humanos juegan un papel fundamental, que requieren una nueva visión de las mismas para poder enfrentarlas y tratar de darles soluciones innovadoras y adaptadas a tiempos diferentes, están haciendo tambalear las tradicionales concepciones y la defensa incondicional de estos principios, que durante tanto tiempo han sido pilares inconmovibles del Derecho Internacional Público.

No quiere esto decir que los principios fundamentales sobre los que reposa la estructura del Derecho Internacional hayan cambiado. La soberanía, como bien lo dice Carrillo Salcedo, es la base, el núcleo, de principios fundamentales del Derecho Internacional Público, como el Principio de la Igualdad Soberana de los Estados, así como el de la No Ingerencia en los asuntos internos de otros estados.

Lo que está cambiando es la interpretación que de los mismos se tenga, la adecuación a un mundo que requiere imperativamente soluciones que revitalicen la valoración del hombre como centro y motor de la sociedad. Si el ejemplo más claro de que el Principio de Soberanía ya no puede considerarse en la forma absoluta como algunos autores y jefes de gobierno todavía pretenden, está a la vista de todo el mundo en la Unión Europea, en que los países miembros de la misma, en forma voluntaria, han flexibilizado sus atribuciones y derechos exclusivos, en pro de un bienestar comunitario, con igual o mayor razón, y por motivos que tocan la propia naturaleza trascendente del ser humano, cuando está en juego la violación sistemática y a gran escala de los derechos humanos, que terminan configurando crímenes que van desde aquellos considerados de lesa humanidad hasta los actos masivos de barbarie y genocidio, como el ocurrido en el drama de los Balcanes en los años 90 del Siglo XX, que acuñó un nuevo término: "Limpieza étnica" para intentar calificar el tipo de atrocidades masivas contra la propia naturaleza de la persona humana, con mayor razón entonces, un derecho de injerencia que permita evitar o contener estas atrocidades internacionales, debe formar parte del derecho internacional, sin desmerecer la vigencia del principio de soberanía y el de no intervención.

De hecho, la noción del derecho de injerencia por razones humanitarias comienza a hacer su entrada en la ONU, a comienzos de la última década. Aquí podemos distinguir dos etapas que van a marcar una evolución sin duda importante en el principio de soberanía y a modificar su concepción tradicional:

La protección de los Kurdos de Irak al norte del paralelo 32 (resolución 688 del 5 de Abril de 1991), por la comunidad internacional, basada en un derecho de injerencia internacional por razones humanitarias. Esta intervención fue la resultante del espantaso crimen perpetrado conra la población kurda por parte del entonces jefe de gobierno de Irak, Sadam Hussein, al lanzar un gas letal sobre los asentamientos kurdos que causó la muerte de centenares de hombres, mujeres y niños.

La intervención en Somalia, la cual se realiza en nombre del derecho de injerencia que se abroga la comunidad internacional en el caso de la incapacidad absoluta de un estado para solucionar sus problemas internos (Resolución 794 del 3 de Diciembre de 1992).

La intervención en Rwanda en 1993, a raíz de la espantosa masacre entre los Tutsis y los Hutus, que conllevó posteriormente a la creación de un tribunal internacional Ad Hoc el 8 de Noviembre de 1994,, para tratar las terribles violaciones a los derechos humanos, tribunal cuya actuación, lmentablemnete ha tenido casi ninguna relevancia en términos de la aplicación de la justicia.

Para solucionar el vacío de la responsabilidad internacional por crimenes de esta naturaleza, sin tener la necesidad de crear tribunales Ad Hoc, nace el 17 de julio de 1998 en Roma, el Estatuto de la Corte Penal Internacional, que entra en vigor en el año 2002. Que se busca con ello? El establecimiento en forma no transitoria, de un órgano de jurisdicción internacional para poder conocer y enjuiciar a los culpables de lo que el Estatuto, en su artículo 1, considera "los crímenes más graves de trascendencia internacional".

La Corte ha tenido en su corta historia, dos personas sometidas a juicio por crímenes contra la humanidad: Slobodan Milosevic y Charles Taylor. El primero de ellos cometió suicidio durante el juicio, y el suegundo se encuentra actualmente en proceso de ser juzgado.

Para no extendernos demasiado, podemos mencionar el caso de Kosovo, en 1998[13]. Aquí se hace presente una variable my importante que antes no estaba planteada dentro del marco del derecho internacional. Me refiero a la intervención armada con justificación en valores meta-jurídicos. Kosovo es un caso, en que la defensa de los derechos humanos está por encima del principio de soberanía. Si la situación allí ocurrida se planteara de conformidad con los parámetros del derecho internacional tradicional, nos podemos encontrar ante una realidad jurídica en que la intervención militar puede considerarse ilegal y sin embargo, ser legítima, en razón de la existencia de valores supra-nacionales que le otorgan su legitimidad.

En el conflicto de Kosovo, ya no se trataba de la defensa de la soberanía violada. No había invasión extranjera ni anexión territorial, o de la violación de los derechos de un miembro de la comunidad internacional como Estado. Aquí nos encontramos con algo muy diferente. Ante los ojos de la comunidad internacional se estaban perpetrando actos internos violatorios de los más elementales derechos de la persona humana. Se acuñó un nueva expresión para calificar algunos de los horrores que allí acontecían.

Entonces ¿qué ocurre con la intervención en Kosovo? Que la consideración del hombre como ser humano con derechos inalienables, debe estar por encima de regulaciones internacionales tradicionales que hubieran impedido una intervención. Aquí entonces, el derecho de gentes prevalece sobre el derecho de los estados, donde el principio moral se traduce en acción político-militar.

Con motivo de dicha intervención, el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, señaló que "el gobierno de ningún país tiene el derecho de escudarse detrás de la soberanía nacional para violar los derechos del hombre o las libertades fundamentales de los habitantes de ese país."

Todo esto plantea sin duda varias interrogantes; Cuales son las reglas que deben implementarse para legitimar el uso de la fuerza cuando está en juego la violación generalizada de los derechos humanos? Que tipo de guerra puede considerarse justa, si es que a alguna guerra puede adjudicársele ese calificativo, aunque sea una transgresión del derecho? ¿Puede cambiarse la normativa contemplada en la ONU?

Que es lo que ha demostrado Kosovo? Y no solo Kosovo, sino igualmente –aunque dentro de unos parámetros y valoración diferentes-, la guerra de Irak en el presente siglo? Básicamente la inadaptación del derecho internacional a la realidades actuales y concretamente al tratamiento de las gravísmas violaciones que con suma frecuencia ocurren contra los derechos humanos a escala internacional. ¿Cuáles serían entonces las fórmulas viables para que el derecho internacional proteja adecuadamente dramas humanos similares con basamento jurídico internacional? Porque el problema serio estriba en que, o entramos en una etapa en que las intervenciones exteriores no requieren de la aprobación de la ONU, y en consecuencia esta vital organización se coloca en un peligrosísimo declive, o se mantiene el sistema actual vigente en la ONU y podemos entrar en una época de impotencia en un sistema internacional incapacitado para dar respuesta a situaciones ante las que la comunidad internacional exige una acción imperativamente.

Las nuevas formas de violaciones a los derechos humanos, que van desde la utilización de los espacios cibernéticos, hasta movimientos guerilleros cuya raíz originaria de insurección de naturaleza social, hace largo tiempo que dio cabida a una degeneración de sus originales –equivocadas o no- motivaciones, para transformarse en movimientos terroristas y narcotraficantes, que bajo la aparente configuración de movimientos sociales que buscan estatus de beligerancia, configuran en realidad agrupaciones con licencia para cometer los mas horrendos crimenes contra los derechos humanos, requieren una nueva adecuación de los parámetros jurídicos internacionales.

Se impone, en consecuencia, un proceso que conlleve a una actualización e innovación de tratados multilaterales para tratar a cabalidad estos flagelos. Así como una revitalización del Derecho Internacional y su eventual inserción dentro de la Carta de las Naciones Unidas, que implique una flexibilización de la ONU, así como una readaptación de sus estructuras a un mundo cuyas realidades ya no pueden estar sujetas a la decisión de 5 potencias, que en un momento pudo tener una explicación, pero que hoy día impide una necesaria transformación, que tome en cuenta la forma de congeniar la estabilidad estratégica con los principios, el orden con la libertad y el límite entre lo aceptable y lo inaceptable.



[1] Brzezinski, Zbigniew. Out of Control, Global turmoil on the eve of the 21st century. Charles Scribner´s sons. Mac Millan Publishing Company. New York, NY. 1993, pag. 47

[2] ver en este sentido, en el volumen de RAMSES 2000 - L'entrée dans le XXI siecle,IFRI (Institut francais de relations internationales, Paris 1999, el ensayo de Joël de Rosnay, La Societé de l'information aux XXIe siècle – Enjeux, promesses et défis., pp. 145-159. Como bien señala Rosnay, "la societé de l'information en complementarité de la société del'énergie, fait appel à de nouvelles valeurs. Ouverture, tolérance, solidarité, capacité d'autorégulation seront nécesaires dans un monde de plus en plus complexe et de plus en plus compétitif. Trouver les complementarités entre le mode réel et le monde virtual, donne à chacun ses chances, favoriser en définitive la liberté de l'homme face aux contraintes technologiques et aux changements de l'envíronnement, tels sont les noveaux enjeux, promesses et défis de la société de l'information à l'aube du XXIe siècle."

[3] Históricamente, el termino 'Conflicto de baja intensidad' ha sido utilizado para referirse a conflictos que ocurren en países del Tercer Mundo, y tiene una connotación regional, pero mas recientemente cubre igualmente áreas concernientes al control de drogas y lucha antiterrorista.

[4] BRZEZINSKI, ZBIGNIEW, op. cit., pp.10-18.

[5] Para un análisis detallado del conflicto de Bosnia-Herzegovina, y sobre la violencia política después de la Guerra Fría, ver la obra de MARY KALDOR. New and Old Wars – Organized Violence in a Global Era- Stanford University Press, Stanford, California 1999. Sostiene muy acertadamente KALDOR que, en las nuevos conflictos "the strategy is political control on the basis of exclusion –in particular, population displacement- and the tactics for achieving this goal are terror and destabilization…Violence may be controlled sporadically, through uneasy truces and ceasefires, but in situations in which the moral, administrative and practical constraints against private violence have broken down, they rarely last long." pp.115

[6] BRZEZINSKI, ZBIGNIEW, op.cit., p. 32.

[7] TRUYOL Y SERRA, ANTONIO, Los derechos humanos. Editorial Tecnos, Grupo Anaya S.A. Madrid 2000. pp.21

[8] HUMBER GALLO, en ELIZABETH VERNA DE BRICEÑO. Presencia de los derechos humanos. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas 1991. pp 38-39.

[9] Esto puede verse con claridad en la intervención de Estados Unidos y Gran Bretña, como miembros de la OTAN, en Kosovo en 1998, ante el espantoso drama de la "limpieza étnica", llevada a cabo por el entonces jefe de gobierno de Serbia, Slobodan Milosevic.

[10] En Latinoamerica y el Caribe podemos mencionar: Haití (1805),Argentina (1813), Colombia (1821), Bolivia (1826), Perú (1827), Guatemala (1827), México (1828), Brasil (1888), así cmo el resto de hispanoamérica durante el siglo XIX. En Estados Unidos ourrió en 1865, al fnalizar la guerra de secesión.

[11] Diez de Velasco, Manuel. Instituciones de Derecho Internacional Público. Editorial Tecnos, Madrid 199. pág. 535

[12] TRUYOL Y SERRA, ANTONIO. op. cit. p. 42

[13] Hace pocas semanas volvió a ocupar la primera plana de los medios de comunicación internacionales, por su decisión de independizarse de Serbia y formar una república independiente.

ANDRÉS ELOY BLANCO:DIMENSIÓN DE UN POETA

Ponencia presentada en el Coloquio Internacional de Literatura Hispanoamericana. Universidad de la Sabana, Bogotá, 7 de Septiembre de 2006. Antonio Rodríguez Yturbe

Publicada en el libro: Miradas axiológicas a la literatura hispanoamericana. Piotrowski, Bogdan (editor) 2007. Universidad de La Sabana. Serie Valor y Palabra. Colombia, 2007.



Agradezco a la Universidad de la Sabana, al Comité Organizador de este Coloquio Internacional sobre Literatura Hispanoamericana y al Dr. Bogdan Piotrowski, su eje y motor, la gentileza, la confianza y el honor de invitarme a decir unas palabras sobre Andrés Eloy Blanco. Es una tarea en la que debo comenzar manifestando que estoy seguro de quedarme corto; no es posible abarcar dentro del espacio que me corresponde, sus múltiples facetas, como poeta, humorista, autor de teatro, orador y político, y como sembrador de una patria grande que todavía se sigue tropezando en su historia con líderes de papel, con maromeros cirquenses, y cantos de distorsionada cadencia, con una patria, para decirlo en sus propias palabras, "más poblada en la gloria que en la tierra/ la que algo tiene y nadie sabe dónde/ si en la leche, la sangre o la placenta/, que el hijo vil se le eterniza adentro/ y el hijo grande se le muere afuera"[1].

Andrés Eloy fue un poeta que desde muy joven sintió y vivió el dolor de la patria lacerada, primero en las vicisitudes de su padre, Luís Felipe Blanco, confinado por Cipriano Castro a la isla de Margarita; luego en carne propia, en su lucha vertical contra una dictadura que solo acaba con la muerte del Benemérito, con un pueblo sometido a tan férreo régimen, que espera una semana para salir a las calles, ante la duda de que se trate de una estratagema más del último caudillo. Y más tarde, como exiliado en México a donde llega en Agosto de 1949, desde Cuba, adonde había partido a raíz del golpe militar del 24 de Noviembre de 1948, contra el gobierno de Rómulo Gallegos. Es en Ciudad de México, donde fallece por causa de un accidente de tránsito, el 21 de Mayo de 1955, hace 50 años.

Y es que no podía ser de otro modo. El había nacido con la patria adentro, y ella corría por sus venas, y se hacia vida en sus palabras y se dibujaba en la semblanza que hacia de su pueblo, de nuestro pueblo, ya desde la diáfana, fresca y juvenil identificación del origen. El Canto a España es el encuentro temprano desde una juventud –tenía 23 años de edad- que entiende y comprende, que para amar a Venezuela no basta solamente respirar desde su entraña o contemplar su angustia y su grandeza. También es menester entender de donde proviene el aire que la arrulla, el verbo que la enciende, las raíces que la nutren. Por eso se hace necesario hundirse en sus aguas como condición ineludible para impregnarse de su voz: "Yo me hundí hasta los hombros en el mar de Occidente/ yo me hundí hasta los hombros en el mar de Colón/ frente al Sol las pupilas, contra el viento la frente/ y en la arena sin mancha sepultado el talón[2]".

Ese es el primer paso, buscar el sentido del origen, sentirse rodeado de una fuerza telúrica que escarba en su historia la razón de su presente, en donde va adquiriendo sentido la hechura del hombre. El cordón umbilical está allí, en la "noble encina española de los conquistadores"[3], en la España de siempre, la vieja y la nueva, porque de ella venimos, sustancia de ella somos, de la que "da una mano del Quijote en Lepanto/ y en Calderón descifra, como Daniel, la Vida"[4]. Al mismo tiempo, somos más que eso, una magnífica, volátil, compleja y hermosa mezcla, porque aquí Madre mía -como bien afirma el Poeta-, somos… "barro de tu barro/ lobeznos de Bolívar, cachorros de Pizarro, nietos de Moctezuma, hijos de San Martín"[5]. Y dándole forma, sentido y razón a esa historia y al actual presente, el núcleo de la fe cristiana, de una raza que al forjarla, "así Dios, aquél día, tomó el barro en sus manos, / y el barro tuvo lágrimas y floreció de amor"[6].

Cuando la patria es parte indivisible de la sangre y del espíritu, deja de ser una elaboración intelectual de problemas y soluciones, para convertirse en vivencia, y cuando la patria se vuelve vida, entonces se vuelve pueblo. Son años turbulentos los años estudiantiles de la segunda década del pasado siglo en esta golpeada tierra de gracia. Ocurre el cierre de la Universidad Central en 1912, se disuelve en el 14 la organización estudiantil. Andrés Eloy se gradúa de abogado en 1920. Lilina, su esposa, prima hermana de mi madre, le contaba a mi hermano José, que el Presidente del Tribunal Académico, al conferirle el título le dijo: "Ya el poeta tiene un escudo para andar por la vida[7]". Como dato curioso, defiende como jurista por ese entonces a Francisca Vásquez de Carrillo, quien le serviría a Gallegos, como la fuente de esa gran novela que marcó un hito imborrable en la literatura iberoamericana: Doña Bárbara. Describiría más tarde sus impresiones: Fui el abogado del barro antes del soplo[8]…. "Cazadora o devoradora, como el tremedal, como la brujería, como la tragedia, como las hondas leyendas que en torno al sitio y a su dueña tejieron las gentes y acendraron los miedos. Ya desde San Fernando me decían que era cosa valiente el dormir una noche en la casa del hato, a dos pasos de la alcoba en que dormía Doña Pancha. Y que era cosa de pavor el salir, al caer la media noche al gran corral de 'palo a pique' que se extiende al frente de la casa; porque allí está enterrado el toro negro de Mata de Totumo, que doña Pancha sepultara allí una noche de conjuros y rezos y exorcismos, para que fuera su fantasma el guardián de las puertas, el astado sereno de los sueños"[9].

El pueblo son los brazos y piernas del poeta, son los hijos en marcha, es Juan Bimba en los pueblos de los Andes, o en el ardiente sol del Sur del Lago, o en el llano infinito. Es también el lomo del negro como su conuco abriéndose en picas, abriéndose en surcos, confundiéndose con la tierra que lo cargó en su nacimiento, en una conjunción trágica de encuentro y retorno. El mestizaje y la fuerza telúrica de un mundo caribe, se plasma en ese doloroso poema de La Juana Bautista "...que venga la noche a acompañarte en la playa/ y te enrolle entre sus muslos y te rejunte en sus ancas/, la noche de tu merengue/ la noche de tu parranda/ la noche barloventeña/ la noche venezolana/ tuya, tuya, tuya, tuya, /zamba, zamba, zamba, zamba"[10].

Son los años duros de la represión de Juan Vicente Gómez. La Rotunda va a convertirse en el oscuro recinto de aquellos que luchan contra el régimen del dictador, de aquellos que sueñan con una patria grande. La pequeñez, la adecuación a las circunstancias para ensayar globos de sobrevivencia o esquemas acomodaticios de preservación de espacios políticos, nunca estuvo ni en el sentir, ni en la mente ni en la palabra de Andrés Eloy y de otros, que como él, pusieron por delante el Gloria al bravo pueblo como canción de cuna y verbo de combate. Allí cae preso Andrés Eloy en 1928, el gobierno lo acusa de editar El imparcial, periódico clandestino en que se mofa y zahiere al gomecismo. Antes participa en la Semana del Estudiante, aquella en la que es coronada Beatriz I y Jóvito Villalba, estremeciendo a la juventud venezolana, lanza como saeta aquellas palabras de fuego: Padre nuestro Simón Bolívar/ Padre nuestro Libertador/ como han puesto los esbirros/ tu Santiago de León.

La dureza pero también la templanza, la solidez interior de esos duros años, -está en La Rotunda hasta 1929, y luego dos años más en el Castillo de Puerto Cabello-, se encuentra plasmada con fuerza y claridad en Barco de Piedra, titulado así en simbólica alusión al Castillo Libertador. Esta es una obra central para comprender la lucha por la libertad de quienes concebían la política como entrega a los más altos ideales de servicio, en función de hacedores de patria, sin componendas ni compromisos. Es también un libro para meditar, con una visión que va mas allá de las cárceles, del vidrio molido, de la tortura de los carceleros y la pesadilla del tambor. Un libro para releerlo en estos años que se intenta conculcar no ya la libre expresión de las ideas, sino –más grave aún-, nuestra forma de ser y de pensar y hasta nuestra propia raíz humanista cristiana.

El canto de los hijos en marcha, escrito en mayo de 1929, apenas ingresado al Castillo de Puerto Cabello, no es un poema de desaliento, menos aún de derrota. Todo lo contrario, dentro de las precarias condiciones de la cárcel, en el marco del sometimiento a vejámenes y torturas, con los tristemente famosos grillos y las incontables privaciones, nace un poema con la certidumbre de la gravedad de la situación, con el realismo de la posibilidad no hipotética de la muerte, y con la clara conciencia del hombre que en su entrega a su ideal de patria, también guarda en su ser el espíritu indomable de quien no tiene conflictos de ambigüedad en su razón de lucha, su sentido de pertenencia y sus lazos de sangre. Todo el poema es la expresión de esa fuerza interior, que lleva pueblo, patria, familia, humanidad y capacidad de soñar en grande en cada palabra: "Madre si me matan/ que no venga el hombre de las sillas negras/, que no vengan todos a pasar la noche/ rumiando pesares mientras tu me lloras (…). Lléname la casa de hombres y mujeres/ que canten el último amor de su vida, / que ardan en la sala flores impetuosas/ que en dos grandes copas quemen melaleuca, / que toquen violines el sueño de Schuman (…). Madre si me matan/ no me entierres todo/, de la herida abierta sácame una gota/, de la honda melena, córtame una trenza/ cando tengas frío, quémate en mi brasa/ cuando no respires suelta mi tormenta (…) Ábreme la herida, ciérrame los ojos/ y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo/ y esa pobre mano por la que me matan/ pónmela en la herida por la que me muero"[11].

Esos años oscuros, años de insomnio y angustia, de no saber si el día siguiente será el ultimo día, si la imagen de la familia o de la esposa o de la novia, se quedarán en imágenes, el temor a que el desvarío pueda adueñarse de la mente o la enfermedad deteriore las fuerzas ya menguadas, todo eso está presente en el corazón de los que allí sufren cárcel. Andrés Eloy capta como nadie el fantasma del deterioro emocional, de la crisis que puede devenir en locura ante tantas privaciones. La pesadilla del tambor es la pesadilla de la Rotunda, del Castillo de Puerto Cabello, de la angustia de quien ve cercenada su libertad por predicar -oh paradoja- el derecho a ejercerla en sus diversos campos. Es por igual, el recuerdo de los carceleros, de los asesinos, de los dolientes, de los olvidados, los desterrados y los conjurados: "Adolfo Bueno. Díaz González. / Cien días. Mil días. ¿Cuántos días preso?/ Bueno. Días González. / Preso: cuándo sales? (…) Vidrio molido. / Bola y cadena. / Viene Velazco. / Viene Requena. / Vienen Pimenteles. / Vienen Tarazonas. / Vienen Colmenares. / Veinte. Treinta. Cien (…) Tocorón. Tocorón. Tocorón. / Chacón. Chacón. / Parra Picón. / Parra Picón. / Parra Picón…"[12].

También es Barco de Piedra un libro hermoso. Porque en el se respira no solo la piedra de las mazmorras, el hambre de justicia, la soledad del aislamiento. Cuando se tiene fe, hasta las condiciones más dramáticas, pueden ser motivo de una meditación, y hasta de una acción de gracias. No se trata de premiar a quien hace daño ni de colocar la otra mejilla, sino de entender que todos los caminos, cuando se piensa con visión de trascendencia, se viven en función de eternidad. La Dedicación de la mañana a Jesús de Galilea, es un claro ejemplo: "Jesús, mi comandante/ suprema fórmula de hombría/ flor de Varón en la perfección última/ As de los Ases: /a la hora de salir el sol, / yo te ofrezco el levante de mis ojos despiertos/ y la semilla henchida de mi primera idea. /…Por la noche bendita en que me hicieron preso/ gracias. Por la sed y los grillos, la desnudez y el hambre/ gracias. …Porque sin merecerlo, Tú, mi jefe y amigo, me empujaste a la marcha entre los dedicados/ y me estás regalando mi manjar de deber/ por mi signo de fe clavado en tus vanguardias/ gracias. Y ahora/ el pan más duro y con la sed amarga/ dánosle hoy/ y hasta la playa en sed, como una boca/ ven caminando sobre el pan salado/ caminador del mar, flor de las olas"[13].

Nada surge de la nada, la base de todo planteamiento de vida, de un ideal de justicia, de una conciencia social, el sentido de la vida, la entrega, no le llega a Andrés Eloy por osmosis. La base familiar es la estructura, la familia unida, raíz y tronco irradiador de ese mundo que nos es tan propio, y que abarca mucho mas que el padre, la madre y los hijos; que contiene también a las ramas de ese árbol que se expande y florece en el contacto diario, en las vicisitudes, y cuya savia es parte de un modo de vida, de una concepción del mundo y de la sociedad, lo vive el Poeta desde su infancia. El ejemplo del padre generoso aflora en los recuerdos del hijo, del padre que se da a quien lo necesita, y cuya recompensa es el saber que se está haciendo lo debido, lo que corresponde. No es necesaria una larga biografía para entender de donde le viene a Andrés Eloy su pasión de patria, su vocación de servicio. Bastan unas pocas palabras, una pequeña y sencilla pintura de evocación paterna: "Sería bueno dar comienzo a estas líneas preguntando a los viejos y a muchos jóvenes del oriente de Venezuela y Caracas, si recuerdan a mi buen padre, al Doctor Luís Felipe Blanco. Sería bueno también preguntarles que clase de hombre era……médico en cuerpo y alma, maestro en alma y cuerpo. Fue director de escuela, profesor de griego, de latín, de historia, fue durante largos años director del hospital de leprosos de su tierra sin cobrar sueldo alguno; fue profesor de patología y de pediatría interna de la universidad; fue revolucionario contra Castro; cayó preso; le confinaron en Margarita; allí cobraba por asistencia médica gordas gallinas y totumas con huevos, y cuando llega a Caracas a educarnos, fue médico de la casa de beneficencia con trece reales diarios"[14].

Se ve clara la siembra que deja el padre, y que el hijo recoge y trasmite. Es la entrega a los que menos tienen, es la herencia de la hidalguía, es la aristocracia del honor. Cando el padre muere, deja su casa hipotecada, después de haber trabajado más de medio siglo. Y los hombres de la familia que pudieran colaborar para pagarla están presos o exiliados. Hubo que vender la casa para terminar otra. Pero también la nueva casa hubo que hipotecarla. Con esa chispa tan nuestra, tan venezolana, tan caribe, decía Andrés Eloy: "Y todavía lo está. Es una hipoteca que acaba de cumplir diez y ocho años. Ya va a poder votar, gracias a la bondad de nuestro acreedor, más amigo que acreedor"[15].

No sólo es el padre que con su vida enseña. Está también la madre, amor y entrega por sus hijos, rectitud de pensamiento y templanza de carácter. Narra el Poeta, que durante un tiempo en que la casa pudo ser alquilada, Doña Dolores Meaño, por voluntad propia, suspendió la ya frugal pensión que le habían asignado como viuda de Luís Felipe Blanco. Era difícil no seguir el ejemplo. Y ciertamente Andrés Eloy lo siguió.

El amor a la madre, a las hermanas, el respeto a todo aquello que simboliza la mujer en su más profunda dimensión humana, es parte inseparable de la vida del poeta. Es parte de esa herencia de vida, de esa mezcla tan hermosa que nos une y configura dentro de nuestra diversidad. A dos años de su luz, ese hermoso poema que sangra por la herida que dejó la pérdida, por la ausencia del hijo errante en una conjunción de patria y madre, en la inseparable unión del amor filial y el amor a la tierra, despliega con fuerza que rompe las palabras ese cordón umbilical siempre presente: "..Playa, montaña y llanura, / patria con la madre entera/ tan pegada a la cadera/como un hijo en la cintura, / y una luz que no le hiciera/tan negra la sepultura (…) Hermanas, vuelvo este día/ con Ella y la Patria juntas/ y la estrella de diez puntas/ de su mano entre la mía, / sin respuestas, sin preguntas, / sin un odio todavía. Porque la ausencia despierta/ en mi esperanza cautiva/ ese olor de patria viva/ que dejó la madre muerta"[16]. Este es un poema escrito en La Habana en octubre de 1951. Pero que sin embargo, su raíz, esa raíz esencial que marca desde sus inicios la vida del Poeta puede sentirse muchos años antes, en sus poemas de juventud, cuando a sus 24 años, escribe su Regreso a la madre, aparecido en su poemario Tierras que me oyeron, que conjuga dentro del amor a su madre, la reverencia a todas las madres: " Todas son una sola, para el dolor desnudas/ (…) Madre en este coloquio feliz de mi regreso/ dos cielos bendigamos/ la Patria, donde nuestro corazón está preso/ la Madre, que es la Patria que primero habitamos…Y déjame dormir sobre tu traje/ sobre tu vientre, escena de mi primera aurora,/ para soñar que voy por un ramaje/ donde se oculta un nido con un pichón que llora…"[17].

Los avatares de vida en una Venezuela convulsionada, en donde se escogió el camino más noble del servicio, pero el más difícil de cristalizar en una época histórica en que la defensa de los principios, tenía como resultado terminar construyendo carreteras bajo la mirada acuciosa de los esbirros, o llevar la marca de pesados grillos que podían infligir vejaciones en el cuerpo pero no en el alma, al menos no en el alma de los grandes de espíritu, -del abrazo mortal con la sombra salió salva y tostada la suave piel del alma nacional[18], fueron sus palabras cuando se lanzaban al mar los grillos del Castillo de Puerto Cabello-, también marcaron la poesía de Andrés Eloy. Una poesía y una acción de patria que hoy nos impone, -porque los muertos mandan, y la Patria lo exige-, claras definiciones. Cuando contemplamos a una Venezuela que se pierde en intrigas de anónimos carujos, y ante el peligro cierto y presente de cambiarnos el rostro de una patria erguida y libre por la pantomima de desfasados actores de reparto en la ejecución de una obra que no tiene cabida en nuestro ser de pueblo, hay que recordar esas palabras de Andrés Eloy: "Hemos echado al mar los grillos de los pies. Ahora, vayamos a la escuela a quitarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia es el camino de la tiranía. Hemos echado al mar los grillos en nombre de la Patria. Y enterraremos los de la Rotunda. Será un gozo de anclaje en el puerto de la esperanza. Hemos echado al mar los grillos. Y maldito sea el hombre que intente fabricarlos de nuevo y poner una argolla de hierro en la carne de un hijo de Venezuela"[19].

No solo en Barco de Piedra está presente la angustia de la patria herida y de la patria que se quiere construir. Ya desde Poda, que lleva tal nombre justamente porque a partir de allí, quiere podar el facilismo de versificador que en él se da naturalmente, en la búsqueda de una mas lograda expresión propia, que terminó siendo expresión de pueblo, ya desde allí su vocación de siembra en esta tierra, con los principios por delante, y la geografía y el pueblo de Venezuela configurando su piel, se puede sentir. Ya se vislumbra al Poeta en proceso de decantamiento, en búsqueda de una voz propia, que termina confundiéndose con la voz de los hombres y mujeres de esta tierra. Para decirlo con palabras de Miguel Otero Silva, "Venezuela era un camino, en verdad, que andaba buscando su poeta desde que comenzó a vivir como nación libre. Y que no llegó a encontrarlo, me arriesgo a mantenerlo, ni en las esplendidas estrofas clásicas de Don Andrés Bello, ni en la depurada y conmovedora marejada romántica de Pérez Bonalde, ni en el aquilatado y luminoso nativismo de Lazo Marti, ni en el armonioso estallido de nuestros mejores modernistas, ni en el torrente multiforme de las últimas generaciones. Son todos poetas legítimos, magníficos poetas algunos de ellos. Pero ninguno encarna, como lo encarna a todo trance Andrés Eloy Blanco, al poeta de este pueblo y de esta tierra, al poeta cuyos versos repetimos los venezolanos a media voz cuando amamos, cuando sufrimos y cuando combatimos"[20].

A Baedeker 2000, dedicado "al hijo de mi hijo, padre de la divina muchedumbre"[21], lo concibe el Poeta como un libro de evasión. Ante la espantosa realidad del presidio de Puerto Cabello, busca plasmar en esa obra un recorrido vanguardista y futurista. Un mirarse a si mismo como pasado, dentro de la construcción de una patria nueva. La ve y la dibuja en el hombre sencillo de los pueblos diseminados a lo largo y ancho de esta increíble geografía Y ese hombre se llama Pedro Ruiz o Juan Álvarez o Natividad Rojas, pero se llama Juan Bimba. Que es nada mas y nada menos, que el nombre del pueblo de Venezuela…"Tenía veinte caballos; / la revolución le llevó diez, / para perseguirla, / el gobierno se llevó los otros diez; / y cuando no tuvo nada/ se lo llevaron a él"[22].

En su etapa de confinamiento, -esa peculiar e indignante modalidad del régimen gomecista, que también sufrió su padre, después de abandonar el Castillo de Puerto Cabello-, llega primero a Timotes y después a Valera. Allí va con su madre y sus hermanas, la familia siempre presente. El temor que se escurre por los huesos de los timoratos y de los adulantes del régimen, le hizo cuesta arriba el diario trajinar. Ocurren percances, provocados por el 'celo' de los funcionarios policiales, Duros tiempos en que por el solo hecho de irlo a visitar amigos y viejos compañeros resultaban presos. Es en Timotes que escribe el Canto mural para el maestro de escuela[23], que dedica a Pompilio Oropeza. De su estancia en Valera queda Carvajal: "Páramo de ancha mortaja/ cadáver de frente fría/ Motatán de misereres/ Carvajal: vela encendida"[24].

Y en ese mundo de monte andino, con pueblos que miran mas allá de las nubes, con sus mejillas rojas y su mirar adusto y directo, con su gente sencilla y sufrida, que le escarba a la tierra su pan de cada día, el ciclón de la Venezuela montonera también dejó su marca de destierro, su punzante aguijón de familias en duelo y sueños truncados, y madres sin hijos y novias que se quedaron esperando, mientras la polvareda de los caballos delineaba los caminos de la ausencia. La pintura de esa aguijoneante realidad, de un país en tránsito, se descubre en su doloroso drama en el Palabreo de la loca Luz Caraballo, que deambula de Chachopo a Apartaderos con violeticas de mayo y carneritos de enero. Es la imagen del hambre de la tierra, de la locura del desencuentro, del desarraigo familiar y la violencia de un país que todavía se está buscando: "La cumbre te circunscribe al solo aliento del nombre/ lo que te queda del hombre/ que quién sabe donde vive (…..) El hambre lleva en sus cachos/ algodón de tus corderos, / tu ilusión cuenta sombreros/mientras tu cuentas muchachos (…) Tu hija está en un serrallo, / dos hijos se te murieron/ los otros dos se te fueron/ detrás de un hombre a caballo. / La Loca Luz Caraballo/ dice el decreto del juez/ porque te encontró una vez, / sin hijos y sin carneros, / contandito los luceros:…seis, siete, ocho, nueve, diez…"[25].

También es el drama de la Recluta, del obligado a participar de un destino para el que no había nacido, en una tierra donde se considera mas importante saber como se empuña un fusil que la cadencia de las letras, como se asesina un futuro que la esperanza del padre realizada en el hijo. Es la agonía de la tierra huérfana, el grito de la voz que no nació. Es por eso el llanto inconsolable, la herida lacerante de la patria vapuleada, porque la patria es el pueblo: "Quién le va a secar el llanto/ si pasó la Comisión/ y le dejó el corazón/ como capilla sin santo (…) Mire se llevo la vaca/ mire, se llevó el te quiero, / se llevó el ay que me muero/de media noche en la hamaca, / se llevó la guacharaca/ la manta de guarnición/ la promesa de varón/ en el hijo prometido/ mire, se llevó el latido/ y me dejó el corazón"[26].

Andrés Eloy está refiriéndose a una Venezuela, que aun se encuentra a medio tramo entre el país agrario y un país que está empezando a construirse en las ciudades, a una tierra, en que todavía prácticamente el 70% de su población es analfabeta. Un país que lo vio nacer en el medio de una montonera y que no ha cesado de vivir en turbulencia. "Nací en una revuelta, / viví en una Revolución."[27], diría en su Autorretrato.

En ese país, se fue formando y forjando su corazón de patria con sangre de poeta. Y su vida fue un permanente enseñar en el aula que contiene la geografía venezolana. Antes que tribuno, antes que humorista, antes que ensayista, Andrés Eloy fue Poeta, que concibió a la poesía como un freno a los años tormentosos de la historia, contra la venta de las conciencias y el silencio de los cómplices, como la palabra lanzada al llano, la montaña, las ciudades y los caseríos del pueblo, para que penetrara en el alma de Juan Bimba, para que serpenteara por la savia nueva de una patria que estaba y está por construirse.

Ni aún en sus momentos más duros le abandonó la promesa de futuro, ni la palabra de aliento, ni el mostrarle el aula de la patria a aquellos que tuvieran sed de siembra. Que hermosamente lo pincela Miguel Otero Silva en su Elegía Coral, en la quinta voz del coro, la del castillo, cuando haciendo hablar a sus piedras golpeadas por el mar caribe, exclama: "Yo no puedo olvidar la noche que lo trajo/ a mi barco de piedra/ a mis jarcias de hierro, / a mi velamen de soledad y olvido…"[28]. Pero no es solamente ese doloroso hecho lo que el castillo no puede olvidar. Lo que realmente quedó grabado indeleblemente en cada muro de vergüenza, en cada grillo de oprobio, en cada angustia de preso, fue su espíritu indoblegable. Por eso la secuencia martillante de la voz del Castillo: "Pero no puedo olvidar que defendía su alegría/ como se defiende la mecha de un candil del látigo del viento,/ pero no puedo olvidar que escapaba por barrancos/ de luna/ y llegaba hasta el patio donde por el la madre y las hermanas/ eran cigarras de oraciones y naranjas de llanto,/ pero no puedo olvidar que curvado bajo el aire caliente/ de los días de cal viva/ enseñaba a leer a los campesinos presos,/ pero no puedo olvidar que al calor de su hambre/ y a la luz de sus llagas/ le crecía el corazón como una espiga"[29].

Después de muerto el Dictador, es nombrado, en 1937, Inspector de Consulados, puesto al cual renuncia al corto tiempo. Eran más los gastos que tenía que realizar por razón de su cargo que lo que percibía como remuneración (Bs. 2000), pues no tenía gastos de viaje. Al despuntar 1938, forma parte del Directorio Nacional Provisional del PDV (Partido Demócrata Venezolano), mas tarde fue Concejal y posteriormente presidió la Asamblea Constituyente en 1945, cuando Acción Democrática llega al poder. Siempre tuvo una gran preocupación que todas sus cuentas fueran muy claras y pudieran estar sujetas a quien quisiera escrutarlas. Uno podría decir que fue un libro abierto.

En 1942, fallece su hermana, Maria Luisa, que le inspira su Elegía Azul con una estrella: "dulce hermana sin fin, hermana mía, / del mundo entero y de su gente, hermana/ (…) .madre de todo niño, / hija de todo anciano/ centro del pan y corazón del agua…"[30].

En 1944, casa con Lilina Iturbe, a quien había conocido quince años antes en Valencia, y a quien le va a dedicar el mas maduro de sus libros, un libro en que el poeta que ha regresado de tantos mundos, va a plasmar la plenitud de su amor, la generosidad de su entrega y su mensaje de futuro a sus hijos y a todos los hijos de la tierra. Giraluna es una obra en la plenitud, que va a nacer poco antes de la muerte del poeta. Andrés Eloy está en el exilio. El golpe militar del 24 de Noviembre de1948, ocurre cuando ejerce funciones de Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Rómulo Gallegos, y lo sorprende en París en misión oficial. Poco antes del golpe, el 14 de Febrero de 1946, en el acto de la inhumación en el Panteón Nacional de los restos de Pérez Bonalde, pronuncia unas palabras, que son carne viva de la historia de esta tierra: "Nacimos en una tierra de mística telúrica donde no es posible separar las andanzas del ser de las andanzas del suelo…los huesos que aquí yacen, los muertos que aquí moran, se escaparon de mil tumbas a la orilla de mil caminos. ¿Dónde en Colombia, no pudieron detener su viaje? /Dónde en Ecuador no pudieron caer? ¿Dónde en Perú o Bolivia, no pudieron morir? ¿Bajo que techo de tierra, en qué rincón de América, no pudieron para siempre dormir con techo propio?... pocos pueblos Oh padre, como el tuyo, para empezar el texto de una Biblia. Aquí están a tu lado, romeros muertos y no cansados, todavía viajando por la tierra pródiga que enseña y sufre"[31]. Y continúa con unas palabras que constituyen el alma de la tragedia y la grandeza que alberga la patria: ¿Qué fue para nosotros la emancipación, sino un salir de casa, un cruzar de fronteras, un alejarse siempre, un morir lejos, una mujer llorando a la puerta de un rancho y un hombre diciendo adiós desde la curva de un camino? A quien hoy nos respeta por tanto como exportamos nuestro aceite, prefiero quien nos ama por tanto como exportamos nuestra sangre! Aquí están, caminantes, y con ellos, el pueblo cruzador de fronteras, invasor, pero invasor de inversa ley, porque nunca invadieron por quitar algo, sino por darlo todo: fusil, bandera y hombre eran la tierra nuestra, que no crecía más mientras crecía su camino. Y volcanes, y llanos y países, y su tierra seguía con el mismo tamaño; pero en ellos andaba, y uno quedaba recostado al volcán y otro se echaba a morir en la pampa, y uno se sembraba en las costas ardientes y otro en los altos páramos, y éste moría en frío, aquél en fuego, y donde quiera que cayera, a lo largo de América, pueblo de poca gente y hondo mandamiento, el marchar y el morir eran vuelta a la Patria"[32].

Andrés Eloy no regresó a la Patria. Pero la Patria, se volvió amor, esperanza y sueños de futuro en Lilina y en Luis Felipe y Andrés Eloy hijo, mis primos. La Dedicatoria de Giraluna es la conjunción del amor realizado, es la voz iluminada por la esposa y madre: "Aquí está el dónde y el cuándo/ de cuando sueño contigo, / aquí está donde te digo/ lo que te digo soñando"[33]. Y en ese amor, como se desgrana en toda su obra poética y en sus acciones humanas, está presente inseparablemente unida, su vocación de entrega. Para ese libro recibe dos regalos de quien el considera las dos cumbres más altas de pensamiento occidental: Rómulo Gallegos, quien le dedica unas hermosas palabras cuyo titulo basta para entender su contenido: Todo un hombre en un poema., y el otro, Alfonso Reyes quien le dedica unas estrofas en las que pinta diáfanamente la construcción interior del Poeta[34].

Giraluna es amor y es testamento. Es el amor humano decantado, deslastrado de las aristas, elevado en su belleza: "Libro de amor soñaba/ que fuera globo de llevarla en vuelo/ donde el volar acaba/ muere el humano celo/ y empieza el ultra-amor y el sobrecielo……Libro de viaje corto/ que un sorbo se amara y se leyera/ pero entre ocaso y orto/ sus hojas repitiera/ como un regreso de la primavera"[35]. Y al lado de ese amor con nombre y apellido, el otro amor por el también respiraba cada poro de su piel: "Libro de amor: posada/para todo lo hambriento y sitibundo/ y un letrero a la entrada/ le diga al vagabundo: / Aquí se fía en la bondad del mundo"[36].

Y es testamento, pero de futuro, de mensaje a su charro turbulento y a su sabio taciturno. El Canto a los Hijos, como toda Giraluna, es una creación poética que llega a niveles que solo pueden ser medidos con la dimensión del sentimiento. El poeta pasa la antorcha del relevo en la lucha a sus hijos, y al hacerlo no puede menos que seguir enseñando en el aula de la patria, como deben ser los pasos del hombre nuevo: "Por eso en este ocaso, ya es la hora/ de entregarte mi lámpara/ ya me llegó el momento/ de que tu mano encienda la luz que se me apaga…Mi luz, mi pobre luz a ti confío/ farol en tu pasillo, veladora en tu cama;/ No digas que es linterna para encontrar a un hombre/ sino luz de sereno que ayude a los que pasan. En las noches sin luna, cuélgala en el camino/ en las de tempestad ponla en la playa, / haz de mi luz un hecho que ilumine tu mano/ y de tu mano un hecho de tierra iluminada"[37].

Un testamento poético implica una revelación de lo que se es. Andrés Eloy, era integralmente poeta, y así lo confiesa a sus hijos con una sencillez nacida de quien habla a corazón abierto porque es todo corazón: "Más vale que os confiese de la mejor manera/ lo que quien sabe cómo, va a contaros cualquiera/ sabed que soy poeta, hijos míos un hombre,/ que nombre y que camina sin camino sin nombre/ (...) Soy el poeta, hijos, casi nada en la vida,/ lo que abrasa en la sed/ lo que duele en la herida/ lo que quiere elevarse después de la matanza/ con un ala hacia el suelo y otra hacia la esperanza/ lo que muere en la guerra y expira en los despojos/ y un poco de esa gota que tiembla en vuestros ojos"[38].

Los hijos del poeta, no son solamente sus hijos, son también todos aquellos que tienen derecho a crecer y vivir en un mundo en paz, porque en ellos están todos los niños que ríen y lloran, pues "basta para que salga toda la luz de un niño/ una rendija china o una mirada japonesa"[39]. El futuro es de ellos que reclaman su espacio, son: "la fe que pide sitio, la voz que pide cancha/ la humanidad que cuelga de las manos sin mancha/ el alma innumerable de la lira sin dueño"[40].

En el Canto a los Hijos, está la voz de un hombre, de un poeta, que le entrega a sus hijos, a todos los hijos de su patria, una enseñanza de vida, un legado de amor y una lección de bondad.: "Si alguien te pide tu sabiduría, dásela/ aunque se niegue a creer en tu credo/ Si alguien te pide un pedazo de pan/dáselo y no preguntes bajo que tienda va a comerlo; si alguien te pide tu amistad/dásela, aunque no piense como tu pensamiento (…).. La Verdad, sólo ella en tu conducta/ tan solo la Verdad en tu cerebro/ pero que al corazón le quede algo/ de las dulces mentiras que te enseño: que en el profundo bosque son verdades/ las fábulas del tigre y el conejo/ Que el mundo tiene un pájaro que habla/ un agua de oro, el canto de madero/ y un corazón que marcha, sin mirar hacia atrás/ hasta llegar a ellos. Que ha de volver sobre el caballo flaco/ con Sancho al lado el hondo caballero/ que el día es del trabajo y del amor la noche/ que no hay casa sin pan/ que el hombre es bueno/ que el pez navega por lo azul del agua/ y el ave vuela por amor al viento"[41].

Andrés Eloy Blanco, fue la voz de un canto mezclado, con la sangre, el sueño y la esperanza de un pueblo. Fue la voz de los niños que carga la tierra de los barrios sin nombre, la voz del páramo escondido entre nubes de frailejones, la voz de la patria dolida y doliente pero enhiesta, y que, para decirlo con el coro del pueblo en la Elegía Coral de Miguel Otero Silva, "a todas partes llega, vivo y erguido sobre su muerte, como sobre un caballo"[42].

ARY

Bogotá, 7 de Septiembre de 2006.


[1] Canto a los hijos: Clase. En Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo 1 – Poesía. Ediciones del Congreso de la República. Caracas 1973, p. 650

[2] Canto a España. En op. cit. p. 88

[3] Ibidem, p.89

[4] Ibidem, p. 94

[5] Ibidem, p. 95

[6] Ibidem. p. 96

[7] Ver Rodríguez Iturbe, José. Diálogo con el Poeta en la Montaña. En Andrés Eloy Blanco, voz de pueblo en la montaña. José Agustín Catalá, editor. El Centauro, ediciones. Tovar, Mérida, 15 de Enero de 1999. p.8

[8] Doña Bárbara, de lo pintado a lo vivo. Publicado en México y reproducido en el Diario El Nacional el 2 de marzo de 1958. Escrito como un homenaje a Rómulo Gallegos. Tomado de Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo II – Vol. 1. Periodismo. Ediciones del Congreso de la República. Caracas, 1973. p.545

[9] Ibidem. p. 546

[10] La Juana Bautista. En Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo 1- Poesía. op.cit. p. 557

[11] Canto de los Hijos en marcha. Ibidem. pp. 428-430

[12] Pesadilla con Tambor. Ibidem. pp 455-457

[13] Dedicación de la mañana a Jesús de Galilea. Ibidem. pp.417-418

[14] Cuentas Claras. Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo II – Vol. 5. Periodismo. op. cit. p. 547

[15] Ibidem. p. 549

[16] A dos años de su Luz. Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo 1 – Poesía. op. cit. pp. 534-535

[17] El Regreso a la madre. Ibidem. p. 82

[18] Al mar los grillos en nombre de la Patria. Discurso en el acto de echar al mar los grillos del castillo "Libertador", en Puerto Cabello, en Febrero de 1936. Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo III – Discursos. Ediciones del Congreso de la República. Caracas 1973. p.4

[19] Ibidem. pp. 4-5

[20] El Poeta Andrés Eloy Blanco. Discurso pronunciado por Miguel Otero Silva, en Cumaná, para inaugurar el busto de Andrés Eloy Blanco. Ver Andrés Eloy Blanco, en escritos de Miguel Otero Silva. Edición homenaje a 100 años de su nacimiento en Cumaná. José Agustín Catalá, editor. Caracas 1996

[21] Baedeker 2000. Dedicatoria.

[22] Juan Bimba. En Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo 1 – Poesía. op. cit. p.263

[23] Ver en Ibidem. p.475

[24] Carvajal en Ibidem. p.474

[25] Palabreo de la Loca Luz Caraballo, en Ibidem. p.514

[26] Palabreo de la Recluta, en Ibidem. pp. 515-516

[27] Autorretrato, en Ibidem. p.263

[28] Elegía Coral a Andrés Eloy Blanco. Ver Andrés Eloy Blanco en escritos de Miguel Otero Silva. op. cit. p.65

[29] Ibidem. p.67

[30] Elegía Azul con una estrella. En Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo 1 – Poesía. op. cit. p.673

[31] Pérez Bonalde, El Poeta y el Pueblo. Discurso en el Acto de la inhumación en el Panteón Nacional de los restos del poeta J. A. Pérez Bonalde, el 14 de Febrero de 1946. Ver en Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo III – Discursos. op. cit. pp. 191

[32] Ibidem. pp.191-192

[33] Ver en Andrés Eloy Blanco. Obras Completas. Tomo 1 – Poesía. op. cit. p.581

[34] Ambas lecturas y otros regalos, pueden encontrarse en Regalos a Giraluna, en Ibidem. pp.583-587

[35] Giraluna: Liras Trenzadas. Ibidem. p 593

[36] Ibidem. p.595

[37] Canto a los Hijos: Coloquio bajo el ciprés. En Ibidem. pp. 661-662

[38] Canto a los Hijos: Confesión. En Ibidem. pp. 653-654

[39] Canto a los Hijos: Los hijos infinitos. En Ibidem. p. 655

[40] Canto a los Hijos: Pórtico. En Ibidem. p. 647

[41] Canto a los Hijos: Coloquio bajo el laurel. En Ibidem. pp. 659-660

[42] Elegía Coral a Andrés Eloy Blanco. op cit. p. 99.